lunes, 6 de abril de 2009
Especial Plantas: Hedera
Especial Aunque lo más común es que nos encontremos a la hiedra como planta de exterior, existen algunas variedades de la misma familia que son empleadas como especie de interior de medidas mucho más reducidas. Éste es el caso de la hedera, bastante fácil de cuidar y de alto valor ornamental. Originaria de Europa, es frecuente encontrarla también en el norte de África y, desde la India hasta Japón, en Asia. Existen muchas variedades, pero distinguiremos principalmente entre las de hojas completamente verdes y las que las tienen manchadas en blanco o en amarillo. ¿Cómo son? Pertenecen a la familia de las araliáceas y sólo tienen siete especies, de las cuales, dos son las comúnmente empleadas para interior; las Hederas Helix, con numerosas variedades y las Hederas Canariensis. La primera de ellas muestra variaciones en cuanto al tamaño de las hojas, su forma y colorido, así podemos encontrar desde hojas con simple forma de escudo, hasta originales formas estrelladas, con la hoja completamente verde. La segunda presenta hojas de mayor tamaño y con una gama cromática más amplia. Su desarrollo es bastante rápido, llegando a alcanzar los 60 cm. de longitud. Las especies de interior nunca florecen, el resto lo hacen en primavera. Se multiplican mediante esquejes de forma muy sencilla. Lo ideal es colocarlos directamente en la maceta que los queramos cultivar, para evitar pérdidas en el trasplante. Bastará con coger tallos de 10 ó 15 cm. de los extremos y clavarlos en turba húmeda. Lo mejor es poner dos o tres en cada maceta y pulverizarlos a menudo a una temperatura de 20 ºC. No olvidar algunos cuidados básicos Lo mejor es situar la hedera en un lugar con luz indirecta. Resiste bien la sombra, aunque, en este caso, las hojas jaspeadas perderán su color y serán completamente verdes. Asimismo, los rayos de sol directo pueden dejar a la planta descolorida. El ambiente debe ser fresco, con una temperatura que oscile entre los 14 y los 18 ºC, aunque se adapta bastante bien a situaciones adversas. En invierno es conveniente no colocarla muy cerca de los radiadores, ya que no aguanta bien el calor tan directo. Si la tenemos en un lugar con calefacción, intentaremos que el ambiente de la habitación sea húmedo, para ello podemos pulverizar la planta. Durante los meses de verano realizaremos esta acción con bastante frecuencia, al menos dos veces por semana. Una buena alternativa será poner la planta sobre un cuenco con guijarros mojados. Como ya le suministramos agua mediante el pulverizado, no será necesario regarla en exceso, será suficiente con hacerlo una vez a la semana durante el invierno y dos veces a la semana en el verano. Mejorando su aspecto físico Esta especie tiene un crecimiento bastante libre. Para adecuar su forma a nuestro gusto personal, la podaremos una o dos veces al año, así conseguiremos, además, mantener los tallos fuertes y que la planta sea más compacta y densa. La estación más adecuada para hacerlo será a finales de verano o aprovechando el cambio de maceta. Este acto se realizará durante la primavera, siempre y cuando la hedera tenga más de dos años. Lo ideal es que llegado el momento pasemos nuestra planta a una maceta mayor, aunque si las dimensiones de ésta no nos lo permiten, será suficiente con sustituir 2 cm. de tierra superficial por sustrato fresco. Será bueno que la abonemos cada 15 días durante los meses de primavera y verano, con un fertilizante disuelto en el agua de riego. Las plantas también se ponen enfermas Aunque esta especie se mantiene sana fácilmente, puede sufrir algunos trastornos a los que debemos prestar atención: * Si sus hojas se presentan pálidas en verano, puede deberse a la exposición directa de los rayos del sol. Para solucionarlo lo mejor es cambiarlas de sitio. * Cuando se presentan secas y arrugadas es por el exceso de calor y sequedad. En este caso, deberemos llevarla a una habitación fresca y aumentar su humedad. * Si el jaspeado de sus hojas se vuelve totalmente verde, será debido a la falta de luz o el exceso de abono. * Un gran aporte de agua puede hacer que las hojas se pongan negras, en este caso hay que dejar que la tierra se seque entre los distintos riegos. Algunas enfermedades: * La Xanthomonas hederae es una bacteria que se presenta principalmente bajo dos formas; con manchas en las hojas, y con depresiones en el tallo. * Esta enfermedad, que puede ir acompañada o seguida de hongos que producen manchas en las hojas, es conocida como Antracnosis. En caso de que nuestra planta la padezca, evitaremos mojar el follaje. * La negrilla es un hongo de color negro que se asienta sobre la melaza que excretan las cochinillas y los pulgones. Si eliminamos estos dos parásitos, no aparecerá. Las plagas más comunes son: * Pulgones: deforman los brotes nuevos y quedan brillantes por el líquido azucarado que producen los insectos. Las pulverizaciones con agua jabonosa serán eficaces como ahuyentador. * Araña roja: se manifiesta en hojas amarillentas que tienen finos hilos a modo de telaraña por la cara de atrás. Será bueno aplicar acaricida cada 15 días hasta que esté limpia. * Cochinillas: chupan la savia de las hojas haciendo que se decoloren, se deformen y amarilleen, provocando su posterior caída. * Trips: pequeños insectos que producen con su picadura la aparición de manchas plateadas en las hojas. Otros usos de la hedera Se le han atribuido propiedades medicinales, y muchos centros de belleza utilizan sus extractos en la elaboración de cremas para reducir la celulitis. Tiene un probado efecto antitusígeno y expectorante, aunque su alta toxicidad hace de ella un remedio peligroso. Por vía externa, la decocción de sus hojas sirve para aliviar dolores reumáticos o neurálgicos, con efecto analgésico. Tiene propiedades antiespasmódicas, sobre todo a nivel bronquial, vasoconstrictoras, anticoagulantes, expectorantes y antibióticas. Si sigues estos consejos y prestas atenciones a las modificaciones de tu planta, podrás conservar la hedera durante muchos años.
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